A Holden le encanta lavarse las manos. Le encanta todo: colgarse sobre el fregadero, alcanzar el chorro de agua y ver su reflejo distorsionado en el grifo. Quizás también le encanta la sensación de estar limpio después de gatear por el suelo, pero lo dudo.
Por lo tanto, ¡lávese las manos de los bebés y déle a su hijo una vida limpia!